Familiaris Consortio (Juan Pablo II)
Resumen de las partes 1 y 2
INTRODUCCIÓN (1-3)
- La Iglesia al servicio de
la familia (1)
- El Sínodo de 1980
continuación de los Sínodos anteriores (2)
- El bien precioso del
matrimonio y de la familia (3)
PRIMERA PARTE: LUCES Y
SOMBRAS DE LA FAMILIA EN LA ACTUALIDAD (4-10)
- Necesidad de conocer la
situación (4)
- Discernimiento evangélico
(5)
- Situación de la familia
en el mundo de hoy (6)
- Influjo de la situación
en la conciencia de los fieles (7)
- Nuestra época tiene
necesidad de sabiduría (8)
- Gradualidad y conversión
(9)
- Inculturación (10)
SEGUNDA PARTE: EL
DESIGNIO DE DIOS SOBRE EL MATRIMONIO Y LA FAMILIA (11-16)
- El hombre imagen de Dios
Amor (11)
- Matrimonio y comunión
entre Dios y los hombres (12)
- Jesucristo, esposo de la
Iglesia, y el sacramento del matrimonio (13)
- Los hijos, don
preciosísimo del matrimonio (14)
- La familia, comunión de
personas (15)
- Matrimonio y virginidad
(16)
INTRODUCCIÓN (1-3)
La Iglesia al servicio de la familia (1)
La Familia ha sufrido, y está sufriendo
más que ninguna otra institución.
Estamos viviendo un cambio
epocal: transformaciones en la sociedad y la cultura.
Muchas familias permanecen
fieles pero muchas otras se sienten perdidas, confundidas, desanimadas, o sin
saber siquiera qué significa el matrimonio.
La Iglesia como madre y maestra,
con esta exhortación desea dar una Palabra de luz y ánimo a las Familias
cristianas. También a los jóvenes, de cara a casarse: mostrarle la belleza y la
grandeza de la vocación al matrimonio (vocación al amor y al servicio de la
vida).
El Sínodo de 1980 continuación de los Sínodos
anteriores (2)
La familia cristiana tiene la
misión de anunciar el Evangelio a sus hijos para llevarlos a la madurez (como
hombres y cristianos), mediante la educación y las catequesis, y ayudarles a
discernir su vocación.
El bien precioso del matrimonio y de la familia (3)
La Iglesia tiene el deber de
Anunciar el Evangelio (la buena noticia) a los que están llamados al matrimonio
y a los esposos y padres. Más aún, en este tiempo en que la familia quiere ser
destruida.
Sólo con la aceptación del
Evangelio se puede entender la vocación al matrimonio.
El matrimonio y la familia sólo
se realizan en Cristo: con la gracia de Cristo que cura las heridas del pecado
y los devuelve "al principio".
PRIMERA PARTE: LUCES Y SOMBRAS DE LA FAMILIA EN LA
ACTUALIDAD (4-10)
Necesidad de conocer la situación (4)
La iglesia, debe esforzarse por
conocer el contexto dentro del cual matrimonio y familia se realizan hoy, para
llevarles el anuncio del Evangelio a las familias, las cuales están llamadas a
acoger y a vivir el proyecto de dios sobre ellas.
A las familias, a través de los
medios, se les ofrecen perspectivas y propuestas seductoras, pero que
comprometen la verdad y la dignidad de la persona humana y que ponen sutilmente
en peligro la libertad y la capacidad de juzgar con objetividad.
La iglesia, con su
discernimiento evangélico, está llamada a hacer un servicio a la verdad,
libertad y dignidad.
Discernimiento evangélico (5)
Hace falta un discernimiento
evangélico: orientaciones para salvar y realizar la verdad y la dignidad plena
del matrimonio y de la familia. Un discernimiento desde la Fe (don del espíritu
santo) y la investigación sociológica y estadística,
-
para buscar la verdad (que no siempre coincide con la opinión de
la mayoría).
-
para asegurar que Iglesia permanezca en la verdad de Cristo,
-
para avivar la fe en todos los fieles,
-
para valorar y juzgar con autoridad la autenticidad de expresiones
de la Iglesia y educar a los creyentes para un discernimiento evangélico.
Situación de la familia en el mundo de hoy (6)
Aspectos positivos y aspectos
negativos en la familia del año 1981:
Positivos (signos de la
salvación de Cristo operante en el mundo):
-
más conciencia de la libertad personal
-
mayor atención a la calidad de las relaciones interpersonales en
el matrimonio
-
mayor atención a la promoción de la dignidad de la mujer
-
mayor atención a la procreación responsable
-
mayor atención a a la educación de los hijos
-
más conciencia de la necesidad de desarrollar relaciones entre las
familias, en orden a una ayuda recíproca espiritual y material, al conocimiento
de la misión eclesial propia de la familia y a su responsabilidad en la
construcción de una sociedad más justa
Negativos (signos del rechazo
del hombre al amor de Dios; degradación de valores fundamentales):
-
equivocada concepción de la independencia de los cónyuges entre sí
-
graves ambigüedades acerca de la relación de autoridad entre
padres e hijos
-
dificultades en la transmisión de los valores en la familia
-
cada vez mayor número de divorcios
-
la plaga del aborto
-
cada vez más esterilización
-
instauración de una mentalidad anticonceptiva
En la
base está la corrupción de la idea y de la experiencia de la libertad mal
concebida: no como la capacidad de realizar la verdad del proyecto de dios
sobre el matrimonio y la familia, sino como una fuerza autónoma de
autoafirmación (en orden al propio bienestar egoísta).
En los
países del Tercer Mundo a las familias les faltan muchas veces los medios
fundamentales para la supervivencia (alimento, trabajo, vivienda, medicinas,
las libertades más elementales).
En los
países más ricos, el excesivo bienestar y la mentalidad consumista, unida a la angustia
e incertidumbre ante el futuro, quitan a los esposos la generosidad y la
valentía para tener hijos; la vida se ve como un peligro del que hay que
defenderse y no como una bendición.
Influjo de la situación en la conciencia de los
fieles (7)
Viviendo en un mundo así, bajo
tantas presiones (sobre todo de los medios de comunicación), los valores
fundamentales de los fieles muchas veces se oscurecen y no se tiene una
conciencia crítica.
Entre los signos más
preocupantes entre los fieles (año 1981) se señalan:
-
el divorcio y las nuevas uniones
-
la aceptación del matrimonio civil
-
casarse sin fe
-
el rechazo de las normas morales en el ámbito de la sexualidad
dentro del matrimonio
Nuestra época tiene necesidad de sabiduría (8)
Para conducir a los hombres a
una relación con Dios más plena, es necesario la sabiduría que viene de Dios para un «Nuevo humanismo»,
-
Para evangelizar la nueva cultura emergente
-
Para que se reconozcan los verdaderos valores,
-
Para que se defiendan los derechos del hombre y de la mujer
-
Para que se promueva la justicia en las estructuras mismas de la
sociedad.
Para ello es necesario recuperar
la conciencia de la primacía de los valores morales (valores de la persona
humana en cuanto tal) y volver a comprender el sentido último de la vida.
Sólo así se podrá dar un uso
adecuado a la ciencia, un uso orientado como fin a la promoción de la persona
humana en toda su verdad, en su libertad y dignidad. La ciencia está llamada a
ser aliada de la sabiduría para humanizar los nuevos descubrimientos, de otra
manera el destino futuro del mundo corre peligro.
Gradualidad y conversión (9)
El pecado en el mundo y sus
consecuencias, obstaculiza la plena realización de la familia.
Ante eso: convertirnos;
conversión de la mente y del corazón, siguiendo a Cristo crucificado en la
renuncia al propio egoísmo: eso influirá renovando incluso las estructuras de
la sociedad.
Se pide una conversión continua
y permanente, que exija el rechazo interior de todo mal y la adhesión al bien.
Es necesario para ello un proceso dinámico, paso a paso, gradual y progresivo,
un camino pedagógico de crecimiento con el fin de que partiendo de lo recibido,
el hombre sea conducido pacientemente.
Inculturación (10)
La aceptación, según la tradición
constante de la Iglesia, de todo aquello que las culturas de los pueblos puedan
ofrecer y que está en condiciones de expresar mejor las inagotables riquezas de
Cristo (sabiduría humana, valores morales).
SEGUNDA PARTE: EL DESIGNIO DE DIOS SOBRE EL
MATRIMONIO Y LA FAMILIA (11-16)
El hombre imagen de Dios Amor (11)
Dios es amor y vive en sí mismo
un misterio de comunión personal de amor.
Dios ha creado al hombre a su
imagen y semejanza por amor y
para el amor y ha inscrito en
él la vocación al amor y la capacidad y la responsabilidad del amor y de la
comunión.
El AMOR es por tanto la VOCACIÓN
FUNDAMENTAL e innata de todo ser humano.
El hombre está llamado al amor
en esta su totalidad unificada (cuerpo y espíritu).
Hay DOS MODOS REVELADOS PARA LA
REALIZACIÓN INTEGRAL DE LA VOCACIÓN AL AMOR: el MATRIMONIO Y LA VIRGINIDAD: la
una como la otra son una concretización de la verdad más profunda del hombre,
de su «ser imagen de dios».
En consecuencia, la SEXUALIDAD,
mediante la cual el hombre y la mujer se dan uno a otro con los actos propios y
exclusivos de los esposos, no es algo puramente biológico, sino que afecta al
núcleo íntimo de la persona humana en cuanto tal.
- La sexualidad se realiza de modo verdaderamente humano, solamente
cuando es parte integral del amor con el que el hombre y la mujer se
comprometen totalmente entre sí hasta la muerte.
-
La donación física total es
signo y fruto de una donación en la que está presente toda la persona, hasta la
muerte, sin reservas (de otra manera sería una donación engañosa).
El único
«lugar» que hace posible esta donación total es el MATRIMONIO:
-
Pacto de amor conyugal o elección consciente y libre
- Entre hombre y mujer que aceptan la comunidad íntima de vida y
amor, querida por Dios mismo
-
Confirmado públicamente como único y exclusivo
- Para vivir la plena fidelidad al designio de dios creador; esta
fidelidad, lejos de rebajar la libertad de la persona, la defiende contra el
subjetivismo y relativismo, y la hace partícipe de la sabiduría creadora
Matrimonio y comunión entre Dios y los hombres (12)
La comunión de amor entre Dios y
los hombres es el contenido fundamental de la revelación y de la experiencia de
Fe de Israel.
El vínculo de amor entre los
esposos es imagen y símbolo de la alianza que une a Dios con su pueblo. Y el
pecado contra el pacto conyugal es imagen de la infidelidad del pueblo a Dios
(la idolatría como prostitución, la infidelidad como adulterio, la
desobediencia a la ley como abandono del amor esponsal del Señor.
Pero Dios permanece siempre fiel
frente a la infidelidad de Israel, y este amor siempre fiel de Dios se pone
como ejemplo de las relaciones de amor fiel que deben existir entre los
esposos.
Jesucristo, esposo de la Iglesia, y el sacramento
del matrimonio (13)
La comunión entre Dios y los
hombres se cumple definitivamente en Jesucristo, el esposo, que ama y se da
como salvador de la humanidad, uniéndola a sí como su cuerpo.
Jesucristo REVELA la verdad
original del matrimonio, (la verdad del «principio») y,
liberando al hombre de la dureza del corazón, lo CAPACITA para realizarlo
plenamente.
Esta
VERDAD REVELADA es:
-
Por amor al hombre, el verbo de Dios asume la naturaleza humana, y
se sacrifica en la cruz por su esposa, la iglesia. En este sacrificio se
desvela enteramente el designio que Dios ha impreso en el hombre y la mujer
desde la creación. El matrimonio cristiano se convierte así en el SÍMBOLO REAL
DE LA NUEVA Y ETERNA ALIANZA, sancionada con la sangre de Cristo.
CÓMO CAPACITA AL HOMRE:
-
El Espíritu que infunde el Señor renueva el corazón y hace al
hombre y a la mujer capaces de amarse como Cristo nos amó: la caridad conyugal,
que es el modo propio y específico con que los esposos participan. Los esposos
están llamados, en el Espíritu, a vivir la misma caridad de Cristo que se dona
sobre la cruz: amarse como Cristo ama a la iglesia.
Tertuliano habla de la felicidad
del matrimonio cristiano
-
que la iglesia favorece, la ofrenda eucarística refuerza, y la
bendición sella…
-
donde los dos fieles están unidos en una sola esperanza, en un
solo propósito, en una sola observancia
-
ambos son hermanos y los dos sirven juntos;
-
no hay división ni en la carne ni en el espíritu. son dos pero son
una sola carne y un solo espíritu
El matrimonio cristiano es uno
de los 7 sacramentos de la nueva alianza (sacramento: “medio para ser
santo” = mysterium: signo escondido que
anuncia al hombre la salvación de dios en cristo, la santificación del hombre).
Los esposos son testigos de la Salvación,
de la que el sacramento les hace partícipes. Así como mediante el bautismo, el
hombre y la mujer son insertados indestructiblemente en la nueva y eterna
alianza (en la alianza esponsal de cristo con la iglesia, comunidad íntima de
vida y de amor conyugal), los esposos quedan vinculados uno a otro indisolublemente.
SU RECÍPROCA PERTENENCIA ES REPRESENTACIÓN REAL, MEDIANTE EL SIGNO SACRAMENTAL,
DE LA MISMA RELACIÓN DE CRISTO CON LA IGLESIA.
En el matrimonio cristiano, los
esposos participan en la vida de Cristo de manera específica:
ü
el amor conyugal comporta una totalidad en la que entran todos los
elementos de la persona (reclamo del cuerpo y del instinto, fuerza del
sentimiento y de la afectividad, aspiración del espíritu y de la voluntad)
ü
mira a la unidad. un solo corazón y una sola alma;
ü
exige la indisolubilidad y fidelidad de la donación reciproca
definitiva
ü
se abre a la fecundidad
Los hijos, don preciosísimo del matrimonio (14)
El matrimonio es el fundamento
de la familia.
EL AMOR ES ESENCIALMENTE DON.
Y el amor conyugal, a la vez que
conduce a los esposos al recíproco «conocimiento» que les hace «una sola
carne», no se agota dentro de la pareja (la donación entre sí), sino que los CAPACITA
PARA LA MÁXIMA DONACIÓN POSIBLE (la donación más allá de sí mismos), ser
cooperadores de Dios en el don de la vida (los hijos).
Los HIJOS son:
-
reflejo viviente del amor entre los esposos
-
signo permanente de la unidad conyugal
-
síntesis viva e inseparable del padre y de la madre
-
Don recibido de Dios que conlleva nueva responsabilidad: su amor
paterno está llamado a ser para los hijos el signo visible del mismo amor de Dios
CUANDO LA PROCREACIÓN NO ES
POSIBLE: no por esto pierde su valor la vida conyugal. La esterilidad física
puede dar ocasión a los esposos para otros servicios importantes a la vida de
la persona humana (adopción, obras educativas, ayudar a otros…)
La familia, comunión de personas (15)
El matrimonio y la familia
cristiana edifican la iglesia:
-
Así como la persona es engendrada y progresivamente introducida,
mediante la educación, en la comunidad humana,
-
De la misma manera, mediante la regeneración por el bautismo y la
educación en la fe, la persona es introducida también en la familia de Dios,
que es la Iglesia.
El matrimonio cristiano,
-partícipe de la eficacia salvífica de la muerte y resurrección de Jesucristo
que reconstruye a la humanidad herida por el pecado-, constituye el lugar
natural dentro del cual se lleva a cabo la inserción de la persona humana en la
gran familia de la Iglesia.
El mandato de crecer y
multiplicarse, dado al principio al hombre y a la mujer, alcanza de este modo
su verdad y realización plenas.
Matrimonio y virginidad (16)
La virginidad y el celibato por
el reino de dios no sólo no contradicen la dignidad del matrimonio, sino que la
presuponen y la confirman.
El matrimonio y la virginidad
son dos modos de expresar y de vivir el único misterio de la alianza de dios
con su pueblo: la donación en el amor.
Cuando no se estima el
matrimonio, no puede existir tampoco la virginidad consagrada; cuando la
sexualidad humana no se considera un gran valor donado por el creador, pierde
significado la renuncia por el reino de los cielos.
-
En la virginidad la persona se da totalmente a la iglesia. La
persona virgen anticipa así en su carne el mundo nuevo de la resurrección
futura.
- La virginidad hace libre de modo especial el corazón del hombre,
«hasta encenderlo mayormente de caridad hacia dios y hacia todos los hombres».
-
La virginidad testimonia que el reino de Dios y su justicia son la
perla preciosa que se debe preferir a cualquier otro valor aunque sea grande,
es más, que hay que buscarlo como el único valor definitivo.
-
La persona virgen se hace espiritualmente fecunda, padre y madre
de muchos, cooperando a la realización de la familia según el designio de Dios.
La fidelidad de las personas
vírgenes incluso ante eventuales pruebas, edifica también la fidelidad de los esposos.
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